
Dos seres desesperados,
con necesidades descubiertas
se encuentran
para enlazarse
como raíces de árbol.
Es la savia que recorre
clandestinamente sobre sus venas,
que los desliza hacia una dimensión
ardiente y oculta.
Cada encuentro
cada excitación,
cada momento que disfrutan juntos,
los une más.
Es esa savia que los lleva,
fluye en ellos;
se clavan como
espinosas rosas.
Se desean, se dejan llevar
por el encuentro.
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